lunes, 25 de julio de 2011

Capitulo VI - Numero Desconocido

Todos los personajes, asi como las situaciones que se expresan en éste trabajo son ficticias, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

«La superación es resultado de la voluntad, constancia y dedicación, lograr superar las adversidades son también un triunfo.»

De esas veces en las que nos sentimos señalados por "El Ejemplo" y con el paso del tiempo te vas dando cuenta que sí, en efecto es un "Ejemplo" pero malo.
Y derivarse de eso un conflicto en ti, que te pone a prueba para demostrarte si eres capaz de perdonar.

Hay momentos que cambian la vida de alguien en cuestión de segundos, Julián lo tenia presente siempre en su mente desde aquel día en la oficina del que alguna vez fue su entrenador.
Hoy la vida le daba otra oportunidad, era como estrenar otra vida, otro "Yo", ahora lejos de lo que mas quiere, debía secar las lágrimas de sus ojos y ver en el horizonte, un gran por venir.

Al llegar a Monterrey, su tía Esther lo había recogido en la central de autobuses, en el Tsuru verde que recorría la ciudad rumbo al fraccionamiento residencial Maya donde estaba su "nuevo hogar" imaginaba lo que en esos momentos hacían sus mejores amigos Fermín y Daniela, anhelando poder estar ahí.
Estando ya en casa, Julián saludó a Esteban su primo, y éste le mostro donde estaba su cuarto, era mas de lo que se esperaba, un cuarto grande amueblado en la segunda planta y con un balcón desde donde se veían las dos calles que formaban la esquina de la casa.
Lo dejaron solo para que se pudiera instalar cómodamente, pero lo primero que hizo al cerrar la puerta fue llorar.
No era su culpa, el no lo había elegido así, quería regresar con sus papás, con sus amigos, a su escuela, a su barrio a su vida, la que un día fue su felicidad.

Al cabo de veinte minutos de llanto, maletas, fotos y la enorme colección de películas de Pedro Infante con la que siempre cargaba, su tía tocó la puerta para hablar con el.

—Adelante tía.
Venía esa platica incomoda de la bienvenida, el por qué estaba ahí, y debía escucharla.
—Hijo, no quiero abrumarte con mis discursos, pero solo quería decirte que ésta es tu casa, donde puedes hacer y deshacer -A pesar de todo a Julían le sorprendia la actitud de su tia por que nunca pensó que en ella se encontraba un ser tan comprensivo, un ser que al final de cuentas era lo que necesitaba, alguien que estuviera de su lado, que le diera la razón, alguien que le hiciera sentir que había hecho algo malo con un fin bueno, por que hay ocasiones en las que es necesario hacer lo malo a los ojos de la gente para poder encontrar lo bueno de ti.
—Gracias tía.
—A mi me da gusto que estés aquí, obviamente se que no puedes decir lo mismo, pero quiero que sepas, que aquí tienes a la primera amiga, yo no te voy a pedir explicaciones de lo que hagas, pero si respeto. No te voy a abrumar de responsabilidades mas si espero que pongas de tu parte.—Si tía, muchas gracias, usted sabe que este es un momento difícil en mi vida y…
—¿Difícil?, hay hijo, este no es un momento difícil, éste es un paso en tu vida, mirate ahora eres tu y tus papás lo saben, ¿Crees que eso es un momento difícil?
—Bueno…
—No hijo, al contrario agradece que pasaron las cosas asi, de haber sido diferente, ¿Le habrías dicho a tus papas lo que eres?
—No, pero…
—Hay cosas por las que quizás si deberías preocuparte, no te lo había querido decir por que apenas llegaste.
Julián veía en la cara de su tia una preocupación sabia que algo ocurría y nuevamente debía mostrarse valiente a cualquier cosa que esto fuera.
—Tu papá tiene un problema en Nayarit, bueno en realidad muchos problemas, tu mama no queria que tu supieras pero creo que no es justo.

El miedo corría por su cuerpo como una corriente de frías sensaciones causadas por las palabras de su tia.
—¿Que pasa?
—Tu padre tiene una adiccion al juego, ha apostado mucho últimamente, y creo que no va a poder pagarte la universidad. Vas a tener que trabajar.

No hay mejor comienzo que el que hacemos cuando los extraños no nos conocen.

Tres meses habían pasado desde que Julián llego a Monterrey, las clases en preparatoria estaban a punto de iniciar, encontró un empleo en una tienda de videojuegos, su padre posiblemente iniciaría una terapia para superar su adicción, los tiempos pintaban bien pero algo opacaria ésa etapa en la vida de Julian, y como la primera ésta vez sería la misma persona.
El domingo de futbol habia sido planeado por su primo, jugarían un partido haciendo equipo con sus amigos contra los compañeros de trabajo de su tío.
Su tia llevó algunas botanas para disfrutar la tarde en el campo al terminar el encuentro.
Antes de que terminaran el primer tiempo, el telefono que recien habia comprado Julian comenzó a timbrar, pero nadie podia escucharlo debido a los gritos de las esposas de los que jugaban.

Luego de tres intentos de llamada, desistieron de marcarle.
Cuando terminó el primer lapso del partido Julian se acercó a la mesa de su tia para refrescarse, detrás de él su primo Esteban quien lo primero que hizo fué tomar su camara para tomarse algunas fotos con sus amigos, cosa que Julián tambien quiso hacer.

Al sacar su cámara, vio en su celular que tenia tres llamadas perdidas, era un numero de Nayarit pero no lo lograba identificar.

Justamente en ese momento aquel telefono comenzo a vibrar timbrando al mismo tiempo.
Nuevamente aquella extraña sensacion de miedo, el miedo que lo llevo a un lugar diferente alejado de aquel campo de futbol.
"¿Contesto o no?" Volaba la pregunta dentro de su mente, no sabia quien era pero se lo imaginaba, no queria saber de él, no ahora ya estaba superando la marca de su paso en su vida.
Finalmente se decidió:
—Bueno.
—¿Julián? Soy Edy, estoy en Monterrey.


2 comentarios:

  1. Eres peor de cruel que los que hacen las series americanas, me dejas en lo mas emocionante, espero con ansias el proximo capitulo....

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  2. Jajaja... uuy y esperate al capitulo que sigue!

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