lunes, 1 de agosto de 2011

Capitulo VII- En El Auto Rojo

Todos los personajes, así como las situaciones que se expresan en éste trabajo son ficticias, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.


«Ojalá alejarse implicara también olvidar»


—¿Estas loco?, ¿Que haces aquí?
—Vine a verte, ya no soporto mas esta situación.

Hay esperanzas que como un ave fénix renacen de las cenizas, como cuando desechamos ilusiones y un día volvemos como locos al cesto a buscarlas, pero se corre el riesgo que sea demasiado tarde.

Había algo diferente en Julián y su tía Esther lo notaba, desde hacia dos meses regresaba del trabajo un poco mas tarde, considerando que el negocio estaba unas seis cuadras de su casa.
Julián se comportaba mas extraño y pues era deber de su tía averiguarlo, solo que antes de eso su primo quien también lo había notado se le adelantó.

—Oye Julián, ¿Ya tienes pareja verdad?
La pregunta le sorprendió no solo a Julián si no a todos ahí, ¿Acaso lo había visto?
—Claro que no, ¿Por que?
—El otro día me dijo mi amigo Sergio que te vio en el cine con un amigo tuyo.
Sintió un gran alivio pues si, había ido al cine con un amigo pero no con quien el creía que lo habían visto.
—Hay, si era mi amigo Carlos, esta conmigo en la prepa y pues es mi comadre.
—Oye hijo -ahora era la tía la que cuestionaba- ¿Te ampliaron el horario en el Gaming? He notado que últimamente llegas un poco mas tarde que de costumbre.
—No tía, lo siento lo que pasa es que a veces me quedo con unas amigas ahí en el parque, desde el otro día te quería a decir pero se me había olvidado.
—Es que hay veces que me preocupo, ya se que estas grande pero pues bueno, me voy a hacer a la idea de que ya llegarás mas tarde.

Había sacado cada respuesta de la manga, pero al parecer ya las dudas estaban resueltas, en camino al trabajo o al Gaming como lo llamaban los vecinos, se topó con una amiga que apenas conocía por que casi siempre llegaba a comprarse algo ahí en el parque cuando iba de regreso a su casa, bueno al menos hace dos meses lo hacia.
—Oye Deníce, ¿Me puedes hacer un favor?
—Claro.
—Si mi tía Esther te pregunta si me quedo a charlar con ustedes, ¿Le podrías decir que si?, es que… em… estoy haciendo unos cursos después del trabajo pero no le he dicho nada a ella, quiero que sea sorpresa.
—Hay claro no te preocupes cuenta conmigo, es mas, si un día te vas de paseo con tu amigo el del carro rojo, yo puedo llamarle a tu tía parta decirle que andas conmigo.

Lo sabia, ella los había visto, a pesar de que según ellos siempre se cuidaban que el área estuviera sola, pero contaba con su discreción.
—Guau, me cachaste.
—Sip, a mi nada se me escapa, pero no te preocupes, yo no digo nada: "Soy una tumba"
—Gracias, no sabes el alivio que me da saber que cuento con una aliada.
—Así es, andale vete ya que se te hace tarde, abre ya el Gaming para que lleguen también mis clientes.

Luego de tomar unas paletas y unos chicles del pequeño puesto de Deníce improvisado en una vieja mesa de madera se fue.
Al final del turno, sabia que lo mejor se acercaba, a media cuadra del Gaming esperaba un auto rojo estacionado. Pasaba todos los días, desde dos meses atras, exactamente a las ocho de la noche aparecía ese auto y con él, su gran amor: Edy.
A pesar de que todos los días desde dos meses atrás se veían a excepción de las veces que tenia que salir con sus amigos de prepa, hoy al subir al auto de Edy sintió algo extraño en los ojos grandes y oscuros de su amor.

—¿Pasa algo? -conocía cuando a Edy algo no le parecía y ésta era una de esas veces, acariciándole la mano intentaba indagar lo que sucedía-Te noto extraño.
—¿Eso cres?, lo siento tengo algunos problemas en el trabajo.
A pesar de que siempre se contaban todos sus problemas y lo que les pasaba, Edy nunca le había querido contar en lo que trabajaba por lo tanto Julián pensó que esta era un buen momento para preguntárselo.
—¿Que problemas?
—¡Problemas y ya! -era notorio que la pregunta de Julián le había molestado a Edy.
—Perdón, no quise alterarte.
—¡Pues es que ya sabes que no me gusta que me preguntes cosas del trabajo!
—Si, pero tranquilo no grites.
—¡¿Sabes que?!, no estoy de humor hoy, mejor te llevo cercas de tu casa, mañana te llamo.
—Esta bien, como quieras, pero déjame en el parque con Deníce.
—No, no, no. Estas loco te vas derechito a tu casa.

Esta era la primera vez que Edy se portaba de esa manera tan extraña con Julián y en cierta parte le dolía. Tal vez ese era el principio del fin de esa relación que a pesar de los esfuerzos, no funcionaria. Y que pena que fueran a pasar así las cosas por que Julián ya se había acostumbrado a su presencia a pesar de que eso era algo que se lo ocultaba a sus tíos.

—Ya te dije que me bajo aquí en el parque.
—¡PUTA MADRE! ¡Ya te dije que te bajas en tu casa!

Edy estaba demasiado alterado, y Julián sintió miedo de que al seguirle dando la contra fuera capaz de golpearlo.
Finalmente a dos cuadras atrás de la esquina de su casa, bajo del auto, y Edy no hizo ninguna muestra de nada, ni siquiera se despidió.

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